sábado, 23 de marzo de 2013

vIVIENDA eN cOMUNIDAD, tRABAJO y pRODUCCIóN

Planteamiento de una nueva forma de hábitat colectivo, reflexionando sobre los valores y relaciones humanas actuales gobernadas por la crisis subyacente.

Oportunidad urbana de carácter social como bálsamo a los desahucios imperantes de la población española, producto de la especulación inmobiliaria y de la burbuja económica, facilitando la convivencia en una comunidad sostenible económicamente para la gente sin recursos.

La situación económica de muchas familias es límite y se ven obligadas a abandonar su casa al no poder hacer frente a la hipoteca concedida anteriormente. Ante esta situación,tristemente en incremento, el gobierno debe actuar de manera obligada para garantizar el cumplimiento de la Constitución Española, concretamente el del artículo 47, que sostiene lo siguiente:

Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada.
Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación.
La Comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos.

El mundo se mueve ana velocidad frenética, y ahora más que nunca, es necesario analizar la situación y tomar cartas en el asunto. 
Se debe estudiar la viabilidad de la casa privada en propiedad, de las viviendas unifamiliares y del modo de vivir contemporáneo, pero algo tan complejo no es posible abordarlo y solucionarlo de manera inmediata, sino que el peso del tiempo es el que dicta los caminos de la sociedad.

Lo que si podemos hacer es reformular la estrategia económica de las viviendas de protección ofical (VPO) y ofrecer a las familias desahuciadas un techo bajo que vivir en régimen de comunidad de manera temporal. El acceso a esta nueva tipología de vivienda plurifamiliar conlleva un contrato de trabajo, en el cual los inquilinos, con su trabajo en la Comunidad consiguen su propia financiación.

La finalidad de la Nueva Comunidad Rural es dar cobijo y trabajo temporalmente a familias que se han quedado en la calle y carecen de ayudas. 

Se plantea un proyecto que en un principio contará con subvenciones y ayudas pero que tenga viabilidad en el tiempo de manera que la Comunidad Rural tiende a autofinanciarse. Por este motivo se plantea desde el punto de vista de la productividad y rentabilidad.

El pulmón económico que oxigena a los inquilinos es la agricultura, por este motivo se busca maximizar el rendimiento y promocionar los beneficios, para sanear el sistema basando su economía en el valor tradicional, estable y seguro que es la producción agrícola de determinados productos. A estas alturas, donde ya nada es novedad, no vamos a especular con falsos valores económicos ni modas pasajeras, sino que vamos a aislar la cuestión y a optimizarla al máximo.

El proyecto de la Nueva Comunidad Rural lleva implícito la construcción de una bodega y una almazara para la añadir la venta del producto elaborado con mayores márgenes de beneficio. Así, se generan más puestos de trabajo que incluso se vinculan al trabajo fuera de la comunidad, distribución, marketing, publicidad, etc. y de este modo se cierra el círculo: alojamiento, trabajo y producción y obtención de beneficios.

El presente proyecto trata de convertir un paraje inhóspito debido a sus características orográficas y geológicas, en un complejo urbano moderno en el marco de una comunidad rural.

El proyecto pretende proporcionar trabajo a 20 familias no sólo un sitio donde vivir, sino un lugar en el que convivir, además de generar empleo para un centenar de personas.

Esto no es nada nuevo ni sorprendente, si nos sumergimos en la historia de los asentamientos humanos encontramos infinidad de casos e iniciativas similares. Concretamente podemos rescatar la estrategia de colonización rural llevada a cabo en España en la década de los cincuenta, en la que a través de pequeñas expropiaciones de terreno a grandes terratenientes se fundaba un nuevo hábitat. De este modo, a un número determinado de familias se les asignaba una vivienda con todas las instalaciones necesarias y 10 ha de tierra para su labor. Tenían derecho de uso y disfrute de las infraestructuras de regadío, pozos comunitarios, azequias, etc. A lo largo del tiempo estos pequeños pueblos han ido evolucionando y sobre todo, han creado un sentimiento de arraigo que los mantiene vivos. Ejemplos actuales de ello son pueblos manchegos  Cinco Casas, Los Llanos o Consolación.

El caso que nos ocupa, está situado prácticamente en el centro de la Península, concretamente en el valle del río Tajo cerca de Aranjuez, por lo tanto, con clima típicamente continental.

La superficie de actuación del proyecto está divida en dos niveles principales situados a diferente cota. 

La zona baja con tierra fértil de la vega, con características limoarcillosas es llana en la totalidad de su superficie. 

La zona alta de monte con un cortado de la roca de yeso casi perpendicular al plano horizontal en la cara sur y laderas de pendiente variable en las demás. Es un terreno de peor calidad al tratarse de cerros de yeso, greda y limo, lo que limita sus actividades agrícolas, además de su handicap geométrico.

La estrategia agraria adaptada a los condicionantes del terreno se plantea entorno a tres núcleos principales de producción: el maizal, el olivar y el viñedo.

En primer lugar, el aprovechamiento total de la superficie llana de la vega del río para el cultivo de cereales de alto rendimiento como el maíz, el mijo o el sorgo. En esta zona es factible trabajar con ciclos largos (de hasta 700) capaces de aportar mayor rendimiento, con sistema de riego directo por goteo o exudación y técnicas modernas de cultivo con sembradora de precisión, recolección con cosechadora autopropulsada y transporte continuo. También se aplicarán tratamientos con herbicidas y fitosanitariaos que mantengan intacta la salud del producto el volumen esperado de la cosecha.

En segundo lugar, el abordaje del cerro yesífero con cultivos resistentes de tallo leñoso capaces de adaptarse a las condiciones orográficas del terreno. 
Para ello se plantean tres anillos concéntricos de plantación (olivos, viñedo y bajo porte olorosas) en cuyo centro se sitúa la cima y es coronado por la obra edificatoria.

Al medida que nos separamos de la tierra de la vega y ascendemos en altura la calidad biológica del terreno se reduce. En los tres anillos de producción es necesario utilizar un patrón o portainjerto tolerante al tipo de terreno capaz de adaptarse a sus características, en este caso el acebuche (olea europea sylvestris) y sobre él se injerta la variedad de aceituna o uva deseada.

En ambos casos se utilizará el sistema de plantación es espaldera o emparrado, con los hilos en la dirección de la pendiente para facilitar la cosecha manual con transporte en vagoneta.
En algunas zonas determinadas de la superficie la pendiente es muy abrupta, esta condición aumenta la dificultad de la cosecha, pero no sólo no es un inconveniente para el crecimiento del cultivo, sino que es un reclamo que dota de imagen e identidad a la comunidad, presidida por un viñedo vertical emparrado perpendicular a la pendiente.

La cosecha asciende a través de la vagoneta hasta la bodega que culmina el cerro, situada junto a la almazara, como hitos de referencia que se asoman para observar el horizonte.

El último anillo del cerro es el nexo de unión entre la superficie rural y la urbanizada, creando un límite difuso entre las zonas de cultivos y las de ocio o edificadas. El mobiliario urbano se disgrega entre el cultivo aromático de lavanda, con propiedades antidepresivas y analgésicas. 











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